Luis Enrique de Santiago Guervós dirige la edición en castellano de la Correspondencia de Friedrich Nietzsche, de la cual se han traducido ya cuatro de los seis volúmenes previstos, siguiendo la edición de la KSB/KGB de Colli y Montinari. La versión española es, sin embargo, más reducida dado que incluye -seguramente porque sus editores lo consideraban lo más importante y urgente- sólo las cartas remitidas por Nietzsche, dejando de lado (aunque refiriendo a ellas) las cartas remitidas a Nietzsche por sus familiares, amigos, editores, etc., además de algunos datos administrativos sobre su vida, otros datos clínicos, así como diversas facturas, recibos y testimonios de sus contemporáneos que aparecen en la edición alemana en los volúmenes I/4, II/7, III/5 y III/7. A continuación comento brevemente los dos últimos volúmenes de la edición española aparecida en los años 2009 y 2010 por la editorial Trotta.
El tercer volumen abarca desde enero de 1875 hasta diciembre de 1879. El mayor interés filosófico de las cartas de este período lo constituye el progresivo distanciamiento con Schopenhauer. Por ejemplo, en carta a Paul Deussen (418), denosta de los filólogos indios porque ven contrariedades donde habría una unidad filosófica (schopenhaueriana) de fondo, mientras que en carta a Paul Rée (671) reconoce haber dejado un poco atrás los puntos de vista de Schopenhauer como educador, a propósito de un grupo de intelectuales vieneses que se han reunido en torno a su obra. Ahora bien, la presencia más permanente es precisamente la de Wagner y su círculo, sobre todo Malwida von Meysenburg, la autora de las Memorias de una idealista, que Nietzsche consideraba dentro de la bibliografía imprescindible para todo "espíritu libre".
En lo académico, ha concluido la primera Intempestiva ("la Straussiada") y hará lo propio con las otras dos, pero el trabajo lo agobia y más aún las dificultades para continuar con su proyecto de otras ocho Intempestivas. Mientras tanto, el asunto personal más importante es el agravamiento de su enfermedad, por la cual terminará abandonando la docencia pero no la filosofía. Como le dice a su editor Schmeitzner: "yo, mísero enfermo, me estrujo el cerebro a pesar de todos los dolores - ¡en busca de 'expresiones'! ¡¡El ser humano es una cosa extraña!!" (carta 803). Otros aspectos interesantes: su conocimiento de la obra de Leopardi (carta 412), su interés en Dühring y en la economía política (carta 469), el pedido de matrimonio a Mathilde Trampedach (carta 517), entre otros. A propósito de este pedido, Nietzsche escribe: "Reúna todo el coraje de su corazón para no asustarse ante la pregunta que con la presente le dirijo: ¿Quiere usted ser mi esposa? La amo y me parece como si ya me perteneciera". Nietzsche acababa de conocer a la señorita Trampedach. Había pasado una mañana conversando de literatura con ella y con su profesor de piano, Hugo von Senger, que se la había presentado. La respuesta fue evidentemente negativa. Dos años después, profesor y alumna se casaron.
El cuarto volumen va desde enero de 1880 hasta diciembre de 1884. En estos años deja la docencia por su enfermedad crónica y escribe tres obras fundamentales: Aurora, La gaya ciencia y Así habló Zarathustra. Es también el período en el que conoce, se enamora y luego se pelea con Lou von Salomé. Los términos de esta correspondencia, así como la que sostiene con Rée (que terminaría viviendo con Salomé en Berlín), muestran las carencias afectivas de Nietzsche en su más cruda (y patética) realidad. "No se puede ser amigos de una manera más maravillosa a como lo somos nosotros ahora, ¿no es verdad?", le escribe a Rée en mayo de 1882 (carta 230). Y a Lou, en las mismas fechas: "...Los ruiseñores cantan las noches enteras delante de mi ventana. (...) Cuando estoy solo pronuncio a menudo, muy a menudo, su nombre - ¡y con grandísimo placer!" (carta 231). Esa es la primera carta dirigida a ella que se conserva. En diciembre de ese año le escribirá en cambio: "Hasta hoy no he tratado nunca a una persona tan mísera como usted" (carta 351 - borrador). Y a Rée: "Usted reúne en sí mismo todas las cualidades humanas que aborrezco" (carta 349).
Se trata sin embargo de sentimientos encontrados, especialmente con Rée, a quien lo unía una amistad de varios años. En varias otras cartas (a su hermana y otros amigos) solicita que no se simplifique la ruptura que sólo él puede medir en su real dimensión. Los célebres aforismos a Lou en Tautenburg se encuentran en las cartas 287 y 288. Lo curioso, para un filósofo que dice que en cuestión de mujeres no hay que ser dogmáticos, es el carácter platonizante de su concepción del amor y de la amistad. A Lou le escribe: "Yo le atribuía sentimientos superiores a los de los demás: esto fue, sólo esto, lo que me ligó tan pronto a usted" (carta 348); y también: "...estaba inclinado a considerarla como una visión, la manifestación de mi ideal en la tierra. Fíjese: tengo muy mala vista" (carta 347). Del mismo modo dice que "en este amor (el suyo hacia Lou) no había nada que tuviese que ver con el erotismo. Como mucho podría haberle dado celos al buen Dios" (carta 353). A Rée le dirá que ve en ella a un "ser carente de ideales, de metas, de deberes, de pudores. (...) Ella misma me ha dicho que no tiene moral - ¡y yo he creído que, como yo, poseía una moral más estricta que cualquier otro! Y que continuamente, cada día, cada hora, le sacrificaba una parte de sí misma" (carta 362). Tras estas líneas no se puede negar que Nietzsche sea moralista a costa de su propia vida ("la vida y la felicidad deben resultar indiferentes"). El vitalismo de Nietzsche está al servicio de su moral.
Respecto al título Gaya Scienza manifiesta a Rohde haberlo tomado sólo pensando en los "troubadours" (carta 345). Y en la misma carta le dice algo sobre Schopenhauer como educador que le había ya manifestado a Lou: "hay algunas páginas que pueden ofrecer la clave. Respecto a este ensayo y al ideal que expresé en él - hasta ahora he mantenido la palabra". Por otro lado, las disputas con su madre por su crítica del cristianismo alcanzan niveles que califica de insoportables, y siente que Rohde también le desprecia (por calificarlo de "prestidigitador de la autosuperación")... En suma, como le confiesa a Overbeck, Nietzsche siente que "una soledad tan prolongada es demasiado para una persona" (carta 364), lo que le lleva a refugiarse en el opio ("in opio veritas", carta 360). Las cartas de este período corroboran esta angustiante soledad. Entretanto, con sus obras quiere demostrar que "toda vivencia es útil, todo día sagrado y todo ser humano divino" (carta 365), como debe quererlo todo buen filósofo.
Respecto a la edición, se echa de menos hasta ahora la presencia de un indice onomástico, que seguramente sí incluirán en el proyectado volumen sexto. Por otro lado, algunas notas sólo reproducen la información de la edición de Colli y Montinari, sin traducir al castellano las referencias que Nietzsche hace en otros idiomas. Si bien no es grave para el lector especializado, es un error (mínimo, es cierto) con vistas al lector no filosófico y sobre todo a los estudiantes de filosofía que no manejan dichos idiomas necesariamente.
Título: CORRESPONDENCIA III
Autor: FRIEDRICH NIETZSCHE
Reseña editorial:
Numerosas cartas de este periodo contribuyen en buena medida a iluminar los pormenores de hechos tan decisivos en la vida de Nietzsche como su abandono definitivo de la cátedra, su distanciamiento con respecto a Schopenhauer o su ruptura con Wagner y su círculo. Tales vivencias terminarán cristalizando en un cambio de rumbo en el plano teórico, inclinando la balanza de sus intereses hacia «problemas generales» de índole cultural y filosófica, en detrimento de los específicamente filológicos, como se pondrá de manifiesto con la publicación de su obra Humano, demasiado humano, con la que se cerró algo más que el lustro que aquí se recoge.
Título: CORRESPONDENCIA III
Autor: FRIEDRICH NIETZSCHE
Formato: 14 x 23 cms.
Páginas: 488
Editorial: Trotta
Ciudad: Madrid
Ciudad: Madrid
Año: 2009
Traducción: Andrés Rubio
ISBN: 978-84-9879-038-2
Reseña editorial:
Los años abarcados por este volumen tercero de la Correspondencia constituyen una época convulsa de la vida de Nietzsche, claramente de «transición», en la que asistimos al trasluz de sus cartas a una profunda transmutación personal precipitada por el agravamiento de sus dolencias y el distanciamiento de cuantos hasta entonces, habían sido sus más íntimos amigos.
Numerosas cartas de este periodo contribuyen en buena medida a iluminar los pormenores de hechos tan decisivos en la vida de Nietzsche como su abandono definitivo de la cátedra, su distanciamiento con respecto a Schopenhauer o su ruptura con Wagner y su círculo. Tales vivencias terminarán cristalizando en un cambio de rumbo en el plano teórico, inclinando la balanza de sus intereses hacia «problemas generales» de índole cultural y filosófica, en detrimento de los específicamente filológicos, como se pondrá de manifiesto con la publicación de su obra Humano, demasiado humano, con la que se cerró algo más que el lustro que aquí se recoge.
Título: CORRESPONDENCIA IV
Autor: FRIEDRICH NIETZSCHE
Reseña editorial:
Autor: FRIEDRICH NIETZSCHE
Formato: 14 x 23 cms.
Páginas: 632
Editorial: Trotta
Ciudad: Madrid
Ciudad: Madrid
Año: 2010
Traducción: Marco Parmeggiani
ISBN: 978-84-9879-125-9
Reseña editorial:
Los años de 1880 a 1884 ocupan un lugar crucial en la trayectoria vital e intelectual de Friedrich Nietzsche. En este período empezó su vida de «filósofo errante» y alcanzó su plena madurez filosófica, estableciendo las bases del proyecto filosófico que se dedicaría a desarrollar hasta sus últimos días. Son los atribulados años de la concepción y composición de Aurora, La gaya ciencia y Así habló Zaratustra. En ellos aparecen ya los temas fundamentales de su pensamiento: la crítica a la moral y al cristianismo (en sus propias palabras, la más radical llevada a cabo nunca), la rehabilitación de la apariencia (en contra de toda la tradición filosófica), la transvaloración de todos los valores, el superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno.
Estas cartas enviadas a sus amigos y familiares desvelan la dimensión más vital del pensamiento de Nietzsche. En ellas se descubre hasta qué punto sus reflexiones filosóficas arrancaban de hondas experiencias y motivaciones personales. Pues esta época contiene también muchas vicisitudes que marcaron su vida, como la situación de soledad e incomprensión, los conflictos familiares y su relación con Lou von Salomé y Paul Rée. Precisamente de la experiencia traumática que supuso la ruptura de esta profunda amistad y de la enorme tarea de «trasformar el fango en oro», nacerá el Zaratustra.
Estas cartas enviadas a sus amigos y familiares desvelan la dimensión más vital del pensamiento de Nietzsche. En ellas se descubre hasta qué punto sus reflexiones filosóficas arrancaban de hondas experiencias y motivaciones personales. Pues esta época contiene también muchas vicisitudes que marcaron su vida, como la situación de soledad e incomprensión, los conflictos familiares y su relación con Lou von Salomé y Paul Rée. Precisamente de la experiencia traumática que supuso la ruptura de esta profunda amistad y de la enorme tarea de «trasformar el fango en oro», nacerá el Zaratustra.
Página Web de la editorial Trotta.
Nietzsche auscultó el alma cristiana, y descubrió que el malestar de nuestro tiempo no estaba el individuo sino en la civilización occidental enferma y decadente. Y diagnosticó la patología actual de nuestra sociedad: la indeferencia hacia la religión, y exclamó ¡Dios ha muerto! La teología y moral judeo cristiana son cuestionadas en tanto implican juicios valorativos/morales. Y señaló que la solución no es desarrollar una terapia tendente a adaptar el individuo una sociedad decadente sino renovar las creencias y valores morales judeo cristianos causales de la decadencia de la sociedad. E inició la lucha redentora contra el judeo cristianismo por el cristianismo, a fin de actualizar la doctrina milenaria de la Iglesia que por su anacronismo y ex temporalidad, es la causa de la severa crisis de la Iglesia y de la perdida de la fe. http://www.scribd.com/doc/48104400/Nietzsche-y-La-Lucha-Contra-El-Judeo-Cristianismo-Por-El-Cristianismo
ResponderEliminarEstimado Rodolfo,
ResponderEliminaragradezco su comentario. Creo que permite hacer algunas precisiones:
1. El malestar de SU tiempo (no hay que asumir sin más que siga siendo el nuestro) sí lo ve N. en el individuo. Si no fuese así, la única salida sería la cultural, pero, sobre todo conforme N. abandona la pretensión de una "revolución nacional", coloca la solución en el individuo, en su fortaleza individual para no recaer en la moral y superar la décadence. Así habló Zarathustra es bastante elocuente al respecto.
2. La enfermedad y decadencia no es, a ojos de N., exclusivamente occidental. Si bien está atento -por el influjo de Schopenhauer- a las diferencias de las culturas orientales, también ve en ellas la debilidad decadente que le adjudica a Schop.
3. La muerte de Dios significa mucho más en N. que la mera "indiferencia" hacia la religión (yo preferiría hablar de pérdida de valor vital). Como bien apunta Heidegger ("La frase de N.: Dios ha muerto"), y aunque uno discrepe con el rumbo que le quiere dar H., es una denuncia de lo que Kant había llamado "el escándalo de la filosofía", aunque llevado del terreno epistemológico al fisiológico: la vida negada por la moral metafísica.
4. Su afirmación de que "la cáustica crítica de Nietzsche contra el cristianismo, no tenia por objeto destruirlo sino trascenderlo", representa una posición que respeto en tanto hay cristianos inteligentes que quieren salir bien parados tras las críticas de N., pero no me parece en absoluto aceptable -y la he combatido en varias ocasiones- si se quiere adscribir a N. esa posición, como si en él se encontrase algo así como un "cristianismo fundamental". Eso puede negarse con una lectura integral de los textos del mismo N.
5. Lo anterior, no niega que N. tenga un interés por discriminar lo religioso. Pero en esas discriminaciones claramente prefiere al protestantismo (dice que el catolicismo le da asco), y prefiere el politeísmo (que es imposible de encajar con el cristianismo; lo sabemos bien los paganos prehispánicos a los que se impuso el catolicismo). De cualquier modo, afirma, Zarathustra es ateo, lo que debe entenderse como que su única piedad es hacia la tierra, el "reino de este mundo".
6. La distinción entre teología judeo-cristiana y cristiana me parece en términos generales insostenible. Los nazis hicieron mil y una piruetas para intentarlo y sólo dieron lástima intelectual. Hay matices, desde luego, pero en esos matices N. prefiere al judaísmo, en el que veía menos debilidad, menos enfermedad y un poco más de coherencia.
7. Señalar que la "teología y moral judeo-cristianas son cuestionadas en tanto implican juicios valorativos" es, al menos en lo que toca a N., una confusión en los términos (y creo que no sólo en ellos). No hay en N. tal denuncia; no podría haberla porque precisamente N. quiere resaltar el tema del valor en todo tipo de conocimiento y de creencia. Lo que les critica, más bien, es embaucar haciendo como si sus valoraciones tuviesen un origen metafísico y fuesen por lo tanto, más que valoraciones, conocimientos científicos puros que hay que aceptar si no se es ignorante o impío.
8. Estoy de acuerdo con la afirmación: "señaló que la solución no es desarrollar una terapia tendente a adaptar el individuo una sociedad decadente sino renovar las creencias y valores". Precisamente la decadencia, el nihilismo pasivo, cae en el mismo error al sentenciar que, como se cayó el gran valor, ya no hay valor alguno que sea posible. Pero no entiendo por ello mismo la insistencia en que esos nuevos valores son también "judeo-cristianos". En N. no se lee algo así, ni siquiera en el filowagneriano. En W. sí, pero es un renacimiento del cristianismo frente al paganismo (el salto del Crepúsculo de los dioses al Parsifal).
ResponderEliminar9. "Inició la lucha redentora" es mucho decir para N. Los escritos contra Wagner dejan bien en claro lo mucho que aborrece toda esa necesidad de redención. De lo único que redimió W. -dice- es del aburrimiento de las orquestas.
10. Finalmente, Nietzsche no tenía el más mínimo interés en renovar la doctrina ni la institucionalidad de la Iglesia, ni de la protestante ni mucho menos de la católica. Ese espíritu de renovación es desde luego loable y quizá hasta necesario -los idealistas valoran muchos momentos de esa tradición-, y quizá sea necesario tener a N. como interlocutor para ello, pero no se puede alegremente convertir al enemigo en un aliado; esto es, no se puede pretender que N. quería hacer eso o que de hecho lo hizo. A la luz de los textos eso es insostenible. Es más, con todo lo que dice respecto a que los dioses, así como nacen, deben también saber morir, cabría preguntarse si en verdad no es insana la pretensión de resucitar al cristianismo "per saecula saeculorum".