martes, 23 de agosto de 2011

Variaciones sobre el cuerpo de Michel Serres

Desde que el cristianismo condenó al cuerpo como fuente e instrumento del pecado, ha pesado sobre el mismo la consideración de su animalidad, tardándose en reparar que la sensibilidad y la corporalidad del hombre, así como lo instintivo en él, son necesariamente distintos desde el privilegio que tiene en él la conciencia, aun en sus niveles más elementales. Cuando se dice que un animal "baila", no es sino el hombre quien significa ese movimiento, y en esa significación extiende sus movimientos y posturas mucho más lejos.

Por otro lado, desde que Platón inoculara en la tradición occidental la idea de que en el origen está el alma sin el cuerpo, y la filosofía se dedicase en buena parte a justificar la inmortalidad del alma, nos dedicamos más al cuidado del alma que al cuidado del cuerpo, los poetas perseveraron en el mito del cuerpo como prisión del alma y olvidamos eso que Platón sabía bien pero que rechazaba: que toda idea parte de necesidades orgánicas, fisiológicas.

Por estas y otras razones interesa el breve ensayo que Michel Serres, uno de los más importantes filósofos de la ciencia, nos presenta con sus Variaciones sobre el cuerpo, concebido también como homenaje a aquellos que no han perdido su atención sobre nuestra corporalidad, entre los que habría que incluir usos tan actuales como antiguos, como los tatuajes y los piercings.


Título: VARIACIONES SOBRE EL CUERPO
Autor: MICHEL SERRES
Formato: 13,5 x 21 cms.
Páginas: 146
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Ciudad: México
Año: 2011
Traducción: Víctor Goldstein
ISBN: 978-95-0557-862-7

Reseña editorial:
Escritas como elogio a los profesores de educación física y a los entrenadores, a los guías de alta montaña, a los atletas, bailarines, mimos, clowns, artesanos y artistas, estas Variaciones describen las admirables metamorfosis que sus cuerpos pueden llevar a cabo. Los animales carecen de tal variedad de gestos, posturas y movimientos. El cuerpo humano, flexible hasta la fluidez, imita a voluntad a seres vivientes y cosas; y además crea signos.

El espíritu, presente en esas posiciones y metamorfosis, nace de esas variaciones. Los cinco sentidos no son la única fuente del conocimiento: éste emerge, en gran parte, de las imitaciones que hace posibles la plasticidad del cuerpo. En él, con él y por él comienza el saber.

Del deporte al conocimiento, pasa de la forma al signo, para levantar vuelo como cuerpo glorioso. ¿Qué es la encarnación? Una transfiguración.

sábado, 20 de agosto de 2011

Breve historia del alma de Luca Vanzago

Desde la religión y la metafísica hasta el psicoanálisis y las neurociencias, Luca Vanzago hace un amplio recorrido por diversas concepciones del alma. Como aproximación general, tiene algunos problemas conceptuales, especialmente cuando se hacen poco claras las distinciones entre alma, mente, inconsciente; cuando no distingue filológicamente comprensiones de ella que son divergentes, e incluso cuando arriesga a tomar como versiones del alma a determinadas doctrinas filosóficas. A pesar de ello, el autor parte de un presupuesto acertado: la imposibilidad de probar su existencia, para enfocarse más bien en los modos como se le ha comprendido. No se encuentra en esta obra mayor profundidad, pero no deja de ser sugerente para hacer un repaso de una noción que incluso hoy no nos suelta, ni filosóficamente ni en el sentido común del término.

El libro se divide en siete partes: "Antiguas concepciones del alma", "El viraje al cristianismo", "La revolución científica y las modernas concepciones filosóficas del alma", "Kant, el idealismo alemán y las filosofías anti-idealistas", "Positivismo y antipositivismo en el siglo XIX y principios del siglo XX", "La fenomenología y el existencialismo", "Filosofía analítica, ciencias cognitivas, neurofilosofía".



Título: BREVE HISTORIA DEL ALMA
Autor: LUCA VANZAGO
Formato: 13,5 x 21 cms.
Páginas: 286
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Ciudad: México
Año: 2011
Traducción: María Julia de Ruschi
ISBN: 978-95-0557-859-7

Reseña editorial:
¿Qué es el alma? ¿Dónde se encuentra? ¿De dónde viene? El hombre ha intentado responder a estos interrogantes desde mucho tiempo antes que la filosofía reflexionara acerca de ellos. La continua renovación de estas cuestiones a lo largo de los siglos bajo formas muy diversas propone una y otra vez el problema acerca del sentido de la vida y la existencia.

El concepto de alma ha sido abordado desde diversas posiciones filosóficas, muchas de ellas opuestas. En Breve historia del alma, Luca Vanzago busca puntos de contacto entre dichas posiciones con el objeto de lograr una perspectiva que permita reconstruir el significado general de un término que posee múltiples sentidos. De este modo, sostiene: "No se buscará una definición axiomática o categórica del alma. Se apuntará más bien a una definición problemática y operativa: se intentará entender de qué formas la pregunta que el alma, o sea, el hombre, se hace sobre sí misma ha encontrado respuesta, pero sobre todo ha especulado y ha concretado concepciones generales para formular las propias respuestas. Debajo de la pluralidad de aspectos no hay una esencia inmutable, sino una pregunta siempre renovada y que no se agota jamás. Hablar del alma significa hablar de un problema que no encuentra su verdadera y auténtica respuesta y solución de una forma definitiva, sino, por el contrario, en la continua reapertura de la indagación, en la no agotada e inagotable sed de saber qué 'es' el alma, como interrogante, duda o tormento que cada uno siente al preguntarse quién es y por qué es".

miércoles, 17 de agosto de 2011

Descripción del ser humano de Hans Blumenberg

Si bien la tradición metafísica occidental privilegió a la vista por sobre todo otro sentido (la Metafísica de Aristóteles, la Visio Dei del platonismo místico, etc.), poco se ha indagado sobre la fenomenología misma de la visión. Prácticamente hasta la fenomenología husserliana y la de Merleau-Ponty, y el más reciente interés científico por las implicancias evolutivas de la vista en diversas especies, la visión humana en la filosofía ha sido supeditada a una comprensión idealista del conocimiento. En su Descripción del ser humano, Blumenberg tomó distancia de las críticas heideggerianas al predominio de la visión (basadas a su vez en las de Nietzsche), precisamente por el renovado interés científico en ella y por las vetas abiertas por la indagación fenomenológica que Heidegger puso de lado. En otras palabras, frente al descuido de la analítica existencial, que reincide en la incomprensión metafísica, el análisis fenomenológico posibilita una recuperación del lugar central de la visión en la constitución de la conciencia (no sólo la humana). Conciencia en lugar de Dasein es la prerrogativa de Blumenberg, y su resultado es un brillante y completo estudio que, a pesar de su erudición y sus complejidades, no perdería interés y claridad para el lector no especializado que se haya mirado en un espejo e incluso para aquél que no ve tan bien.

Título: DESCRIPCIÓN DEL SER HUMANO
Autor: HANS BLUMENBERG
Formato: 15,5 x 23 cms.
Páginas: 687
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Ciudad: México
Año: 2011
Traducción: Griselda Mársico
ISBN: 978-95-0557-858-0

Reseña editorial:
La antropología de Hans Blumenberg, publicada en edición póstuma, se inicia con una tesis sencilla pero trascendente que constituye el principio central de su antropología fenomenológica: el ser humano es visible. Entre los primates, el Homo sapiens es el único que tiene una postura erguida y camina en esa posición. Por eso puede ver particularmente bien y también puede ser visto. Sólo puede ver al precio de ser visto. La optimización de la percepción visual va así acompañada de un riesgo: el aumento de la visibilidad. El hecho de estar tan expuesto modela la relación del humano con el mundo y lo convierte en un virtuoso de su propia puesta en escena, pero también del disimulo y el ocultamiento. Debido a eso la visibilidad también significa que el humano es opaco, tanto para los otros como para sí mismo, y suscita además el vínculo autorreferencial: reparar en que uno puede ser visto conduce a la reflexión y a la vez es un resultado contingente en el proceso evolutivo.

La Descripción del ser humano tiene su hilo conductor teórico en la orientación decididamente fenomenológica. Aquí Blumenberg filosofa con Husserl contra Heidegger: a favor de la "evidencia" de la teoría, en contra de la praxis del "cuidado". Pero eso también supone que el tema de la antropología ya no puede ser la conciencia específicamente humana –y menos aún el ser humano–, sino sólo la conciencia trascendental, la conciencia "en general". "Antropología fenomenológica": ¿una contradicción en sus propios términos? No del todo. Por ser esencialmente un vínculo objetivo, toda conciencia tiene que estar encarnada, ser inmanente a un cuerpo. Y aquí se cierra el círculo: la reflexión, que comienza con la visibilidad, permite ocuparse del cuerpo y de la conciencia. De modo que en la "descripción del ser humano" realizada de esta manera la fenomenología dilucida sus propias condiciones de posibilidad.

Puede leer un fragmento en la página Web del Fondo de Cultura Económica.