domingo, 21 de julio de 2019

Algunas recomendaciones para visitar la FIL Lima 2019


Como en años anteriores, la 24 Feria Internacional del Libro de Lima (FIL Lima 2019) se realiza en el Parque Próceres de la Independencia (cuadra 17 de la avenida Salaverry, Jesús María) hasta el 4 de agosto, en el horario de 11:00 a.m. a 10:00 p.m. Más allá de lo que pueda decirse sobre el elitismo de la Cámara Peruana del Libro, el cual juega en contra de las editoriales menores y alienta la gestación de "antiferias", y más allá también de que este año la Cámara haya revestido su incompetencia para traer a las editoriales de un país invitado con un (enésimo) homenaje a nuestro más promocionado escribidor, aun así la FIL Lima sigue siendo la feria libresca más importante del país (por mediocre que ello suene). Doy, por lo tanto, algunas recomendaciones generales para aprovechar las eventuales visitas.



1. Ármese de paciencia y buen humor. No sólo porque ello sea indispensable en todo lugar atestado de personas, sino porque la organización de este año es especialmente mala, al menos en los días de feria que corren. A las largas colas generadas por la escasez de puestos de atención, hay que sumar la mala atención del personal en general, su escasa preparación para este tipo de evento (que en los últimos años ha crecido considerablemente) y el aburrimiento que los hace a algunos de ellos estar más pendientes de sus teléfonos móviles que de las necesidades de los visitantes. Son alarmantes, sobre todo, la falta de información, los protocolos mal planeados y el alto nivel de improvisación. Ni siquiera los elementos habituales y más comunes estaban a tiempo, como por ejemplo las pantallas de información afuera de los auditorios o las ánforas para el sorteo. Así que hay que saber sobrellevar estos asuntos.

2. Lleve algo de dinero en efectivo. Aunque la mayoría de puestos dispone de pago con tarjeta, algunos sólo cuentan con un tipo de tarjeta y siempre hay alguno que no recibe sino efectivo.

3. Compre su entrada con anticipación (en línea). Sobre todo si piensa ir en la tarde o noche, que son los momentos con más visitantes, no es buena idea perder tiempo y energía en las largas colas que se forman en las boleterías.

4. Evite las horas más concurridas; es decir, si lo suyo es comprar libros más que socializar o asistir a alguna presentación, trate de ir en las mañanas.

5. Los mejores días para ir a comprar libros son el primero y el último día de feria. El primer día puede encontrar libros con ejemplares únicos o escasos, que pronto dejarán de estar disponibles, aun cuando no estén en oferta o esta sea mínima. El último día, en cambio, encontrará sólo saldos, pero es también el día en el que hallará las mayores ofertas en casi todos los puestos. En ese sentido, es necesario que identifique las librerías y libros que corresponden a cada caso. Lo ilustro con algunos ejemplos personales y de este año:
  • La librería El Virrey de Lima tiene dos aparadores con libros al 50% de su precio. Aun cuando algunos de esos libros tienen más de un ejemplar, tampoco tienen muchos más; de modo que conviene hacer una sola pero exhaustiva revisión el primer día. En mi caso, después que encontré allí (a 10 soles) los ensayos de estética de Sebastián Salazar Bondy (Una voz libre en el caos), otra persona se echó a buscar en cada rincón del caótico estante el mismo libro, pero no pudo encontrar otro ejemplar. Igualmente, un señor se quedó con los crespos hechos cuando abandonó un libro creyendo que nadie se lo llevaría en los siguientes cinco minutos. Aquí destacan los libros de la antigua editorial de Jaime Campodónico. Fuera de estos dos estantes, los demás libros disponibles en esta librería no tienen necesariamente la misma prioridad, ya que la mayoría de ellos se pueden encontrar igualmente en la distribuidora Heraldos Negros o en la librería Sur.
  • Heraldos Negros tiene dos locales: el más amplio, donde se vende el grueso de su catálogo, que es de los mejores en importaciones, y, aparte, un pequeño puesto dedicado exclusivamente a libros con más del 40% de descuento. Siguiendo la lógica antes descrita, el primero conviene visitarlo en los últimos días de la feria, cuando los descuentos mejoran (acaban de poner recién un 10% a todos los libros), pero el segundo puesto es casi indispensable visitarlo en los primeros días. Allí, por ejemplo, he adquirido (a un promedio de 15 soles) varios libros en francés de los cuales había un único ejemplar (Vol de nuit de Saint-Exupéry, La machine infernale de Cocteau, La fin de la jalousie de Proust, Contes en prose de Perrault, Justine de Sade, etc.). Entre los libros a los que han dado un precio fijo que va de 1 sol a 30 soles, se puede encontrar buenos libros a 10 soles que, al tener un descuento aproximado del 60 al 80%, seguramente se agotarán pronto. Hay varios libros de autoayuda en el medio, pero, si está atento, no debieran pasar inadvertidos libros de editoriales como Seix Barral o Lumen. Por último, sugiero revisar en este mismo puesto los libros sobre cine, música y deportes, que tienen precios reducidos al 40 o 50% y que en unos casos tienen menos ejemplares que otros, así como también las muy recomendables novelas de Periférica (en cuyo catálogo está la excelente Ana Blandiana). Aquí también valdría la pena ver las reposiciones a mitad de feria, que pueden incluir nuevos títulos.
  • Si se piensa en distribuidoras grandes como Océano, lo ideal también es esperar al fin de la feria, cuando sus descuentos podrían superar ampliamente el actual 20%, llegando quizás al 40 y 60% del año pasado. En este caso, como en otros similares, conviene echar de todos modos un vistazo, para ver si no hay algún ejemplar único, pero su capacidad de reposición es sin duda mucho mayor.
  • Otros puestos con ejemplares únicos o escasos que es recomendable buscar al inicio de la feria son los puestos de las embajadas. Es el caso, sobre todo, de la Embajada de Chile y la de Cuba. La primera con sus libros de literatura, ensayo, cine y arquitectura; la segunda con sus libros de música cubana y tropical. Están, asimismo, las de Italia, Japón, Portugal y Marruecos, entre otras.
  • También conviene ir pronto a algunas librerías más pequeñas, como Librería Inestable, la cual tiene un catálogo que siempre sorprende con libros que no se encuentran en otros lugares. Allí hay buenos estudios sobre poesía, artes escénicas, vanguardias artísticas, estética, fotografía, entre otros temas. Los precios no son bajos y las ofertas tampoco son muy elevadas, pero hay que tener en cuenta la naturaleza de la librería y su esfuerzo por ofrecer títulos que no llegarían de otro modo a Lima. Su público, por otra parte, es el lector más especializado; no el que sólo quiere un libro para pasar el rato.

6. Defina sus intereses y ubique las librerías o distribuidoras que más se adecuan a ellos. Como es natural, visite primero aquellas que más le interesen. Andar a la deriva puede terminar por cansarle antes de haber visto lo que más quería ver. Por ello, a menos que no sepa qué desea y el azar domine en su vida, lo más conveniente es tener en mente lo que puede encontrar en los distintos tipos de librerías y distribuidoras. Como mero esbozo de clasificación puede decirse que hay:
  • Las más comerciales, en las que puede encontrar los libros y autores de moda, que no son inusuales pero que están en oferta (Planeta, Océano, Crisol, Íbero, etc.).
  • Las más clásicas de nuestro medio (PEISA, San Marcos, Banco Central de Reserva, Congreso de la República, etc.).
  • Las más especializadas y académicas (editoriales universitarias, Fondo de Cultura Económica, IFEA, IEP, Inestable, Palestra, etc.).
  • Las que apuestan por nuevos autores (Estruendomudo, Estación La Cultura, Altazor, etc.).
  • Las religiosas (CEP, Paulinas, etc.).
  • Las pequeñas enfocadas en clásicos de la literatura y en obras nacionales (Delta, Ideal, Disbook, etc.).
  • Y las que tienen tanto obras comerciales como especializadas y algunas ediciones antiguas (Sur, El Virrey de Lima, Heraldos Negros, La Familia, etc.).

7. Consulte a los libreros. A diferencia de los que puede encontrar cotidianamente en algunas librerías, sobre todo en aquellas con tipo de almacén, la mayoría escoge a sus mejores libreros para la feria; o, por lo menos, a gente lo suficientemente capacitada. El librero puede sacarlo de apuros, ahorrarle tiempo de búsqueda, conseguirle algún ejemplar que no se está exhibiendo, avisarle de la llegada de novedades, ayudarle a separar sus libros mientras revisa los anaqueles, etc. Incluso puede hacerle descuentos especiales o adelantarle un descuento que se realizará de manera general en los días siguientes. Confíe en su intuición: a veces conviene acercarse a los noveles y a veces es mejor acudir a los que parecen experimentados. En general, no hay razón para no confiar en ellos, pero tampoco dependa exclusivamente de ellos. Al final de cuentas, ni el mejor librero lo conoce mejor que usted mismo.

8. Evite el uso de bolsas plásticas, que, además de contaminantes, son incómodas y no son lo óptimo para proteger a los libros. En la medida de lo posible, y teniendo en cuenta la cantidad de títulos que piensa adquirir o que, quizás sin pensarlo mucho, suele adquirir, lo mejor sería llevar una bolsa de tela o una mochila (ya sea de carga o con ruedas). Tenga en cuenta que algunas librerías sólo dan bolsas de papel, lo cual es más ecológico pero no práctico si lleva muchos libros y piensa seguir comprando en otros puestos. Por último, si acaso le cuesta renunciar a las bolsas de plástico o se ve en la necesidad de recurrir a ellas, recuerde que una bolsa grande puede contener varios libros juntos y que no tiene que ir pidiendo bolsas pequeñas en cada puesto. Piense en el planeta.

9. Vaya con anticipación a las presentaciones que le interesan. Evidentemente, las del Nobel y de los autores más populares serán las más concurridas, por lo cual debe prever colas largas y, como se ha dicho, una organización generalmente deficiente.

10. Siéntase complacido con sus adquisiciones y hágase tiempo para leer. Que los árboles no se sacrifican por adorno.

martes, 1 de agosto de 2017

A era do ressentimento de Luiz Felipe Pondé (2014)

Resentimiento.- Dícese de la negación de la vida tal como ella es, hecha ya sea en términos morales, religiosos, políticos, metafísicos u otros, a causa de una exacerbación de la propia voluntad. En este ensayo, el filósofo brasilero Luiz Felipe Pondé, columnista de Folha de S. Paulo, explora los alcances del resentimiento en la sociedad occidental contemporánea. Su conclusión, desde luego, no es alentadora, pero raras veces la verdad lo es: vivimos en medio de un resentimiento masificado, de una pandemia de resentimiento; incluso –sobre todo, en realidad– quienes creen estar libres de caer en él. Con tono irónico y pesimista, Pondé se apropia del concepto nietzscheano para señalar que nuestra existencia está inevitablemente signada por un cierto resentimiento: al universo le somos indiferentes, nuestra existencia es en última instancia absurda e irrelevante, y sin embargo debemos rebelarnos ante ello y darle un sentido, una relevancia. Parte esencial de nuestra condición es saber decir "No, esto no lo acepto" y afirmarnos por sobre lo que nos es adverso. ¿Tenemos alternativa? No hacerlo, abandonarse al nihilismo que es como dejar de respirar, porque incluso al respirar nos afirmamos, eso sería caer, justamente, en el más reprochable resentimiento. Sería darse demasiada importancia a uno mismo y no aceptar lo más profundo de la vida: su sinsentido. Asumirlo, recordarlo en cada instante y a la vez vivir con la mayor de nuestras fuerzas: eso es lo que se nos demanda. Lo esencial aquí es la aceptación del dolor, no rehuirle o buscar suprimirlo como los ascetas. Porque fuerte, como señalaba Nietzsche, no es quien se encierra en sí mismo, en sus certezas, en su prepotencia, sino quien sabe abrirse a los embates del destino y puede amarlos a pesar de todo. Aquél que puede decir: "amo a la vida por todo lo que ella es; y si sólo tiene dolor para mí, por eso también la amo".

En su libro, Pondé reafirma y actualiza lo dicho por Nietzsche: el desierto crece, la indiferencia del mundo nos lleva al vacío existencial. El resentimiento consiste en buscar refugio ante dicho vacío. Algunos siguen buscando ese refugio en la religión, pero la mayoría se vuelven errantes sedientos que sólo saben encontrar consuelo en la diversión, en el mundo digital, en una vida de consumo, con sus alegrías efímeras, alienándose en nombre del mercado como lo hacían (y lo siguen haciendo) con el partido político. Entretanto, la vida sigue siendo un escándalo: es como es. En mil años, dice Pondé, la nuestra será reconocida como la era del resentimiento: "Oirán hablar vagamente de nuestras redes sociales y de nuestra creencia en su potencial revolucionario [...]. La idea misma de revolución será vista como una forma de animismo. Se tomarán más en serio a los griegos, romanos y hebreos, porque verán en ellos pueblos que buscaban el conocimiento, y no sus propias imágenes en el rostro del universo".

Son varias las formas como, según Pondé, arribamos al resentimiento. En lo más profundo está nuestro olvido del oráculo de Delfos; es decir, de la aceptación necesaria de nuestra mortalidad. Nosotros envidiamos la inmortalidad de los dioses y no sabemos hacernos con nuestra muerte que, como decía Nietzsche, no es una sino muchas muertes: las enfermedades, la falta de inteligencia, la infidelidad, los fracasos, las pérdidas, la desilusión amorosa, la falta de belleza, etc. En consecuencia, nuestras ambiciones las dirigimos mal y sin conciencia de los límites: queremos más de lo que necesitamos, dependemos del reconocimiento ajeno y creemos que es muy poco, y pensamos que merecemos ser (más) amados por el simple hecho de ser quienes somos. Sobre esos tres pilares, afirma el autor, se funda nuestra era narcisista que sólo admite elogios y no cuestionamientos. Desde luego que narcisismo no es lo mismo que individualismo, porque el narciso no es un in-dividuo, sino que se desdobla y depende de su reflejo (el "me gusta" de los otros). Dice Pondé: "Un día, la privacidad fue un bien protegido bajo siete llaves. Hoy, ella es un tormento, porque, cuanto más privacidad tenemos, más claro es el vacío de las horas. La salida es buscar ser invadido por los demás en un delirio de celebridades y redes sociales. El síntoma indica claramente la patología: la candente disolución de cualquier subjetividad real".

En esas condiciones, la filosofía y su "inutilidad" se vuelven insoportables. Las ideologías son lo que se busca y se fomenta; ideologías entre las que el autor no tiene reparos en colocar al grueso del feminismo actual, moralista y desconocedor del cuerpo y sus demandas que superan la voluntad racional. Este es el punto que más polémica ha despertado del ensayo de Pondé, toda vez que muchos reclamos sociales podrían caer dentro de la categoría de resentimiento.

La era del resentimiento es también la era de la política del espectáculo. Hay que recordar que el autor es un filósofo y no un político, a pesar de sus intervenciones en el debate público. El político, como el artista, busca agradar, tener un público que le aplauda; el filósofo, en cambio, no escribe novelas rosa. Sin embargo, Pondé no pretende nada más desagradar, sino generar una reacción –como hacían los antiguos cínicos– a través de la mordida, de preguntas que dan lugar a la incomodidad, a la aporía. Todo depende de la receptividad del lector. Si se ofende, pierde (muestra su resentimiento). Si conserva una disposición amistosa (philía) con el cuestionamiento, puede que obtenga algo valioso de él. Eso está detrás del nombre mismo de philo-sophía. El filósofo es el que está bien dispuesto al desengaño. Porque en filosofía –siempre que hablemos de verdaderos filósofos y no de meros profesionales de la filosofía, más interesados en su imagen pública y sus carreras políticas que en la verdad–, en filosofía la crítica no es nunca una cuestión personal. Albert Camus recordaba que, tras romper definitivamente su amistad con Lou von Salomé y Paul Rée, y en la más completa soledad ante la inmensa tarea que tenía por delante (su Zarathustra), Nietzsche solía salir por las noches para pasear por las montañas del golfo de Génova. Cada tanto, juntaba hojas y ramas y encendía inmensas hogueras que se quedaba contemplando hasta que se consumían. Ante esa escena, contada por los genoveses, Camus agregaba: "A menudo he pensado desde esos fuegos y su luz ha bailado detrás de toda mi vida intelectual. Incluso, si en ocasiones he sido injusto con ciertos pensamientos y con ciertos hombres que he conocido en el siglo, es porque los coloqué sin querer ante esos incendios y quedaron inmediatamente reducidos a cenizas" (Carnets, Cahier VII, 1953).


Título: A ERA DO RESSENTIMENTO. UMA AGENDA PARA O CONTEMPORÂNEO
Autor: LUIZ FELIPE PONDÉ
Formato: 16 x 23 cm.
Páginas: 176
Editorial: Leya
Ciudad: São Paulo
Año: 2014
ISBN: 978-8-544-10051-6

Reseña editorial:
A era do ressentimento se caracteriza, entre outros fatores, pelo individualismo excessivo e narcisista que envolve a sociedade ocidental contemporânea. De maneira mordaz e sarcástica que lhe é característica, Pondé analisa, sob o aspecto cultural, a era do ressentimento em que vivemos, discutindo temas como beleza, erotismo, desejo e felicidade. Além de um relato poderoso, capaz de conduzir a reflexões de impacto sobre a maneira como estamos conduzindo nossas relações, trata-se, antes de tudo, de uma obra confessional, em que o filósofo revela a agonia que sente por estar cercado de ressentidos.

"Nietzsche costumava dizer que nós sonhamos com um sol que se preocupe com o que a gente sente. E ele dizia que no final das contas, quando a gente descobre que o sol não está nem aí pra nós, que as estrelas não brilham pra nós, que o mar não existe pra que a gente nade nele, a gente entra num desespero que ele chamava de ressentimento. O que é o ressentimento? É você achar que todos deviam te amar mais do que amam, você achar que todo mundo devia reconhecer em você grandes valores que você não tem. Do século XIX pra cá, o ressentimento piorou muito. Ele está em toda parte. Você não pode falar nada que todo mundo se ofende, se você fizer uma crítica, todo mundo toma como pessoal. Provavelmente, daqui mil anos, não vão lembrar da nossa época como a época do iPad. Vão lembrar da nossa época como a era do ressentimento. Somos uma civilização de mimados que não é capaz de escutar nenhuma crítica sem achar que é uma questão de ofensa pessoal".

domingo, 7 de febrero de 2016

La idea del socialismo de Axel Honneth

El filósofo y sociólogo Axel Honneth (Essen, 1949), director del Instituto de Investigación Social de la Universidad Goethe de Frankfurt, recientemente ha publicado por la editorial Suhrkamp un nuevo libro: Die Idee des Sozialismus. Versuch einer Aktualisierung (La idea del socialismo. Intento de una actualización). Honneth retorna en este escrito a los orígenes del socialismo, para identificar su idea fundamental: la idea de libertad social. Partiendo de ese núcleo, que coloca a la historia en clave hegeliana, revisa las razones por las que el proyecto socialista finalmente fracasó. Dicha revisión, desde luego, está dirigida a la posibilidad, no de un retorno sino de una nueva versión del proyecto, fiel con su idea básica pero acorde con la realidad del siglo que acabamos de empezar. Lo que le interesa al filósofo, claro está, es la discusión sobre los conceptos del socialismo. Es con un debate conceptual renovado que puede perfilarse dicha posibilidad. Por eso, en lugar de agotar las municiones en determinados movimientos políticos recientes, urge más teorizar, actualizando la idea del socialismo. Honneth propone aquí una actualización posible entre otras, bajo el ideario de la libertad. Ahora bien, ¿por qué insistir en el socialismo pese a su fracaso? No se trata de una obstinación académica o ideológica, sino que, para Honneth, el socialismo ofrece una fuente de "orientación ético-política" de la que carece la tradición capitalista en sus 150 años de dominación normativa. No obstante, la teoría socialista debe ser reformulada: los antiguos teóricos estaban demasiado interesados por ubicar dicho concepto de libertad en la esfera económica, mientras que cada vez más se trataba de atender al concepto político de la libertad. Ello permitiría apreciar también por qué el socialismo perdió su fuerza: sus supuestos teóricos provenían de la época industrial. Esto resulta polémico, puesto que, si bien es cierto que el socialismo no supo trascender cierta ortodoxia economicista, podría verse, desde otra óptica, que el socialismo actual ha perdido casi enteramente ese asidero "científico" que hacía a Marx y a Engels distinguirse de los socialismos meramente utópicos y del hegelianismo. Pero Honneth no desatiende lo económico; propone colocarlo en el marco normativo de la solidaridad. En todo caso, esto es precisamente lo que hay que discutir: los fundamentos y los alcances de la idea de libertad que se busca aún hoy ante la indignación por las condiciones de vida del capitalismo, adecuando dicha idea a nuestros conocimientos y experiencias actuales; es decir, dentro de una forma de vida democrática. Sólo si tenemos éxito en esta empresa, sostiene Honneth, la confianza en el proyecto socialista se puede recuperar.

Título: DIE IDEE DES SOZIALISMUS
Autor: AXEL HONNETH
Formato: 12,5 x 20,5 cm.
Páginas: 168
Editorial: Suhrkamp
Ciudad: Berlín
Año: 2015
ISBN: 978-3-518-58678-5

Reseña editorial:
Die Idee des Sozialismus, die der Empörung über die kapitalistischen Lebensbedingungen für mehr als 150 Jahre normativen Halt und geschichtliche Orientierung gegeben hat, scheint heute jegliche Zugkraft verloren zu haben. Trotz eines wachsenden Unbehagens lässt sich gegenwärtig jedenfalls kaum jemand dazu hinreißen, in ihrem Namen noch einmal Vorstellungen einer Lebensform jenseits des Kapitalismus zu entwerfen. Wie ist das rapide Veralten dieser einst so faszinierenden Idee zu erklären? Und was müssen wir tun, wenn wir sie für unsere Zeit retten wollen?

Página Web de la editorial Suhrkamp.

El índice y las primeras páginas pueden verse aquí.

jueves, 8 de octubre de 2015

Recursos kantianos en línea



Sergy Tyukanov, Proyecto para la Biblioteca Kant en Königsberg (arquitectura fantastica)

En los últimos años, la investigación kantiana ha renovado fuerzas y ha crecido considerablemente en las más diversas regiones e idiomas. Como resultado de ese interés, que muestra su diversidad cada cinco años en los Internationalen Kant-Kongresses, y ya sin los corsés exegéticos de interpretaciones neokantianas o heideggerianas, hegelianas o marxistas, cada vez se cuenta con más recursos en línea, lo que no hace sino facilitar el trabajo riguroso de los académicos. En el Kant-Kongress de este año, en Viena, se acaban de presentar proyectos y sitios web con recursos sobre la extensa obra kantiana. Entre ellos cabe destacar los siguientes:

1) La nueva edición de las obras de Kant de la Akademie-Ausgabe:

2) El Opus Postumum en facsímil y con transcripción de acceso abierto:

3) KantPapers, sitio web derivado de PhilPapers que permite tener conocimiento de lo más reciente en bibliografía kantiana:

4) El Archivo digital de textos alemanes del siglo XVIII, a cargo del UWO Kant Reseach Group (http://publish.uwo.ca/~cdyck5/UWOKRG/digitalarchive.html), que cuenta con la lista de los libros que estaban en la biblioteca personal de Kant al momento de su muerte y que él legó a su colega, J. F. Genischena. La lista, con acceso a algunos de ellos, sigue el Immanuel Kants Bücher (Berlin: Martin Breslauer, 1922) de Arthur Warda:
http://publish.uwo.ca/~cdyck5/UWOKRG/kantsbooks.html

5) Critique, un foro cuyo objetivo es publicar evaluaciones de los últimos estudios sobre Kant, el kantismo y el idealismo alemán, cubriendo publicaciones en inglés, alemán, francés, italiano, español y portugués. Lo interesante es que el autor del libro tiene el derecho a responder a sus críticos, los cuales pueden participar dos veces, dejándole al autor la última palabra:
https://virtualcritique.wordpress.com/?ref=spelling

6) La edición digital de las obras completas de Kant en Korpora, que incluyen un buscador:
http://korpora.zim.uni-due.de/Kant/

lunes, 27 de julio de 2015

La significación del ateísmo contemporáneo de Jacques Maritain


Estudiar la significación filosófica del ateísmo no es una tarea sencilla aun cuando se restrinja a sus manifestaciones más actuales, porque se requiere de una comprensión histórica profunda para poder vislumbrar su complejidad contemporánea. Además, porque es necesario observar que el fenómeno fundamental es ajeno, tanto en el creyente como en el no-creyente, a términos escolásticos (lógicos) y a explicaciones naturalistas (físicas). Por eso Nietzsche enfocaba el asunto desde la vitalidad o la muerte de Dios, y no desde su existencia o inexistencia. Ello implica, desde luego, salir de los estrechos márgenes del ateísmo más común, basado en un positivismo que no por científico es menos teológico, así como también de los de quienes pretenden superarle con una fe libre de dudas.

En 1949, Jacques Maritain, que al entrar en contacto con Bergson abandonó el materialismo para luego, alejándose de su maestro, convertirse en católico neotomista, dio una conferencia titulada: La signification de l'athéisme contemporain, en el que ofrecía una caracterización del ateísmo y esbozaba su superación. Ya en su temprana crítica de Bergson (La philosophie bergsonienne: études critiques) tachaba al ateísmo como ilusorio. Puede parecer curiosa tal calificación por parte de quien cree en un ser que no tiene realidad empírica, pero es que, precisamente, su presupuesto era la objetividad ideal de Dios como fundamento seguro de la creencia. Lejos de las tendencias más históricas de la mayoría de teologías contemporáneas, Maritain buscaba ese fundamento en la clásica theologia rationalis; esto es, la fe en un marco ontoteológico: Dios existe por la necesidad lógica evidente de un ser que sea causa primera de todos los seres. De allí podía concluir que, "si un filósofo presupone realmente el ateísmo, la ciencia que del ser tendrá, constituyéndose en la privación de aquello que asegura la realidad y el orden de las cosas, no escapará al desequilibrio y la ilusión" (OEC, I, p. 485). Tratándose de comprender la realidad objetiva del mundo y su fundamento causal, al ateísmo sólo le quedaría ser un recurso retórico, un remedo de filosofía sumamente limitada, incompetente por su propia posición negativa respecto de "la realidad y el orden de las cosas". Pero, ¿por qué tendría que asumirse ese marco teórico como indispensable? ¿Por qué tendría que estar exenta la creencia de contradicciones si, al menos el cristianismo, está lleno de paradojas? ¿Por qué no puede la experiencia religiosa hundirse en el infinito? ¿No advierte que esta reducción de lo divino a la racionalidad humana es precisamente lo que la tradición judeocristiana establece como el pecado original? ¿No ha leído Maritain a Hegel, por no mencionar a Schelling? Y, más allá de eso, ¿puede efectivamente reducirse toda la experiencia religiosa a una explicación lógica? ¿Qué más puede dar en la vida del creyente contemporáneo todo eso? ¿Qué problema hay, por último, si todo es en realidad desequilibrio e ilusión?

El error de Maritain no está en anclarse en una sistematización racionalista del siglo XIII, sino que, mediante su simplificadora y descontextualizada versión moderna (el neotomismo), pierde de vista lo esencial del ateísmo (y de la propia creencia); especialmente del ateísmo posterior a Nietzsche, aquél que no niega la existencia objetiva de Dios porque ha salido de ese marco objetivista del que Maritain no puede salir. Incluso la teología negativa de los místicos se aproxima al ateísmo de una manera que vale la pena considerar ("Dios es nada") y que no está ya dentro de una lógica del ser. Tampoco advierte Maritain cómo el ateísmo positivista era una consecuencia esperable de poner a la creencia en un plano enteramente racional y en una lógica causal. No ve nada de esto desde el momento en que decide que el ateísmo de nuestros días procede del idealismo y del cientificismo. Sin duda, Dawkins podría entrar en su caracterización, pero no Nietzsche, cuyo ateísmo lee del todo mal. En suma, este ensayo, más que tratar sobre la significación del ateísmo contemporáneo, habla del contemporáneo ensimismamiento de una fe racionalista. A pesar de ello, y más allá de los términos de que se sirve, la estrategia general de Maritain debe ser atendida por un actual ateísmo no positivista; a saber, que la negación de Dios sería, en el fondo, una experiencia religiosa. Y al no ser consciente y deliberada, es por lo tanto una experiencia religiosa fallida además de un falso ateísmo.

Más allá del "ateísmo práctico", que es según Maritain el de quienes "piensan que creen en Dios, cuando en realidad niegan su existencia en cada una de sus acciones y por el testimonio de su conducta" (OEC, IX, p. 445), es decir, la mayoría de cristianos, y de los que denomina "pseudoateos", que dicen que no creen en Dios pero que en realidad creen inconscientemente en él, Maritain se dirige al "ateísmo absoluto". Éste es el que tiene un compromiso consciente y explícito contra la divinidad: "rechazan la existencia de ese mismo Dios que es el objeto de la fe y de la recta razón y que ellos aprehenden en su noción auténtica" (OEC, IX, p. 348). No es el simple rechazo de la idea de Dios ("ateísmo negativo"), un tanto superficial, como con los libertinos del siglo XVII que no buscan transformar el universo teísta. Se trata, nos dice Maritain en esta conferencia, del "ateísmo solitario" de Nietzsche, el "ateísmo literario" de Sartre y Camus, el "ateísmo revolucionario" del materialismo marxista. Lo común en ellos ("ateísmos positivos") sería su "lucha activa contra todo cuanto pueda recordarnos a Dios -es decir, antiteísmo antes que ateísmo-, y al mismo tiempo, un desesperado y heroico esfuerzo por volver a fundar y a reconstruir todo el universo humano de pensamiento y la escala humana de valores, de acuerdo con ese estado de guerra contra Dios" (OEC, IX, p. 446). Lo propio del ateísmo contemporáneo, dice Maritain, es precisamente el ser absoluto y positivo.

Pues bien, las contradicciones que Maritain asigna a este ateísmo absoluto son dos. Por un lado, se basaría, al igual que el teísmo, en un acto de fe que compromete por entero a la persona, "un acto fundamental de elección moral, una determinación libre y decisiva" (p. 449). Allí ubica Maritain a las filosofías de Feuerbach y Nietzsche, "teólogos de nuestras filosofías ateas contemporáneas" que "se sienten encadenadas, a pesar suyo, a una trascendencia y a un pasado que constantemente deben vetar y borrar, y en cuya negación han echado sus propias raíces" (OEC, IX, p. 131). Maritain advierte que las explicaciones lógicas y científicas son para este ateísmo cosa "de segunda mano", puesto que su fundamento es más bien antropológico, pero, además de que ello no lo lleva realmente a considerar al ateísmo fuera de dichas explicaciones, no entiende ese suelo antropológico; es decir, no entiende cómo esa lucha contra toda trascendencia ultramundana no parte de esa negación, sino que, más bien, la negación parte de una afirmación positiva del mundo, de este mundo de las apariencias que es el único que tenemos y en el cual se construyen todos los valores. El ateísmo no coloca sus raíces en la trascendencia que rechaza, así como tampoco en una inmanencia ajena a toda trascendencia, sino que incorpora la trascendencia en la inmanencia más radical. En el caso de Feuerbach, tenemos una inmanencia ética procedente de Hegel. En el caso de Nietzsche, una inmanencia estética procedente de Kant y Schopenhauer. Hay que decir también que hay aquí una confusión: difícilmente la negación feuerbachiana (hegeliana) de la trascendencia puede considerarse ateísmo. En la línea hegeliana, Dios muere a su trascendencia para resucitar en su inmanencia: Dios se hace carne, se vuelve un Dios histórico, pero sigue tratándose de Dios. Tanto Hegel como Feuerbach son, deliberadamente además, cristianos radicales. Únicamente en el caso de Nietzsche hay negación del cristianismo. Y sólo si se toma seriamente la diferencia de esa actitud estética frente al mundo, tanto con la actitud religiosa como con la ética, pueden plantearse también sus cercanías. Maritain no hace este esfuerzo, sino que opta por el recurso fácil, propiamente escolástico, de quienes dicen que la negación de Dios ya supone lógicamente a Dios. Es el argumento de Anselmo contra "el insensato"; argumento que critica el propio Aquinate y que no es sostenible en absoluto después de Kant, ya que una cosa es el plano lógico y otro el ontológico. Se trata, pues, de una falsa contradicción.

Por otro lado, Maritain sostiene que "el ateísmo absoluto comienza pretendiendo que el hombre se convierta en el único amo de su propio destino, totalmente libre de toda enajenación y de toda heteronomía, total y decisivamente independiente de todo objetivo final, así como de toda ley eterna" (p. 451). Aquí Maritain insiste en el "error inmanentista" del presunto subjetivismo ateo, a partir del cual afirma una segunda contradicción: en su inmanentismo acaba por recurrir a un "Gran ser" humano; es decir, a la trascendencia, pero una ilusoria porque está limitada a la contingencia y a la historia. La descripción de Maritain sigue siendo simplificadora, tanto frente a la dialéctica hegeliana como frente al vitalismo nietzscheano, pero tiene un buen punto en el riesgo de inmolar la libertad en manos de una sacralidad histórica a la que habría que entregarse, una suerte de dios mortal. Ese riesgo, no obstante, no se evita volviendo a una fe ultramundana, sino radicalizando el sentido de la tierra; es decir, la finitud, la vida sin certezas. Ese es el camino del ateo, muy distinto al del santo. Maritain pretende que el santo tiene el más radical ateísmo frente a los ídolos, puesto que no coloca su fe en "el dios naturalista de la naturaleza, en el Júpiter del mundo, en el gran dios de los idólatras, de los poderosos sentados en sus tronos y de los ricos con su gloria terrenal; el dios del éxito, que no conoce ley alguna, y el dios del mero hecho con rigor de ley" (p. 458), mientras que el ateo no sería suficientemente ateo contra esos ídolos. Es cierto que desde la religión se puede emprender dichas críticas, algo que hace el profeta más que el santo, pero también es cierto que las religiones han buscado con frecuencia afianzarse aliándose con el poder terrenal y eliminando así a competidores y herejes. Por el otro lado, nada hay en la esencia del ateísmo auténtico, que es la duda y no la fe, que le impida criticar también toda divinización secular o naturalista. La diferencia que quiere Maritain es artificial en la misma medida en que lo es su reducción del ateísmo a la religión. La relación entre el creyente escéptico y el escéptico ateo sigue estando pendiente, pero en términos en los que se asuma la irreductibilidad entre uno y otro. Cuando el creyente deje de considerar al ateo como un insensato al que hay que convertir, en ese momento será posible el diálogo.


Título: LA SIGNIFICACIÓN DEL ATEÍSMO CONTEMPORÁNEO
Autor: JACQUES MARITAIN
Formato: 15 x 21 cm.
Páginas: 46
Editorial: Encuentro
Ciudad: Madrid
Año: 2012
Traducción: Rogelio Rovira
ISBN: 978-84-9920-125-2

Reseña editorial:
El análisis de las características propias del ateísmo contemporáneo, y la advertencia de la doble incoherencia en que necesariamente incurre, llevan a Jacques Maritain a reconocer el hecho, solo en apariencia paradójico, de que semejante negación de Dios es, en su raíz misma, un fenómeno religioso. De ahí que en este iluminador ensayo se plantee la cuestión capital de cuál de los dos, el ateo o el santo, representa la ruptura más intransigente y revolucionaria con toda la injusticia y el engaño de este mundo. La respuesta ofrecida por el genial pensador tomista no por impecablemente inferida deja de resultar sorprendente: el ateo genuino o absoluto no es sino un santo fallido, a la vez que un revolucionario engañado.

domingo, 19 de julio de 2015

Call for Papers: The New Yearbook for Phenomenology and Phenomenological Philosophy (2016)


CFP: Artículos para The New Yearbook for Phenomenology and Phenomenological Philosophy (2016)
Tema: Phenomenology of Emotions: Systematic and Historical Perspectives
Idioma: Inglés
Formato: Publicación impresa
Deadline: Envío de colaboraciones hasta el 30 de diciembre de 2015



The New Yearbook for Phenomenology and Phenomenological Philosophy

INVITES SUBMISSIONS ON THE FOLLOWING TOPIC:

Phenomenology of Emotions: Systematic and Historical Perspectives

Guest Editors: Rodney K.B. Parker & Ignacio Quepons

The emotions (Gefühlen, Stimmungen) have been a topic of phenomenological analysis since the beginning of the phenomenological movement. In recent years there has been a general turn toward a serious reconsideration of emotional experience in philosophy and in the social and cognitive sciences. This has led to an increased interest in the phenomenological descriptions of emotion developed by Edmund Husserl and his early followers, and how their work might shed light on current problems and debates. We welcome submissions on systematic and historical aspects of the phenomenology of emotions, with emphasis on Husserl and the early reception of his work on emotion; current developments in phenomenology of emotions; valuing and action in transcendental phenomenology; and the historical antecedents of the problem of the intentionality of emotions within phenomenological research. The writings of Franz Brentano, Edmund Husserl, Carl Stumpf, Theodor Lipps, Moritz Geiger, Alexander Pfänder, Max Scheler, Maximilian Beck, Else Voigtländer, Margarete Calinich, Aurel Kolnai and Stephan Strasser, among others, are of particular interest. We are open to receive contributions on the topic of intentionality of emotions in other philosophical traditions if the paper emphasizes, compares or criticizes an important aspect of the phenomenological account of emotions.

Articles can be no longer than 75.000 characters, including spaces and footnotes. All submissions should be prepared for blind review, and sent to queponsi@seattleu.edu by 30 December, 2015. 

Confirmed invited contributors:
Anthony Steinbock, Southern Illinois University Carbondale
Antonio Zirión Q., National and Autonomous University of Mexico
Ingrid Vendrell Ferran, University of Marburg
Mariano Crespo, University of Navarra
John Drummond, Fordham University
Panos Theodorou, University of Crete

lunes, 13 de julio de 2015

A Companion to Ancient Aesthetics de Pierre Destrée y Penelope Murray (eds.)

Pierre Destrée enseña filosofía antigua en la Universidad Católica de Lovaina (Louvain-la-Neuve), donde se doctoró bajo la asesoría de Jacques Taminiaux y Pierre Aubenque con una tesis sobre el sentido de la metafísica en Aristóteles. Es asimismo investigador del Fondo de la Investigación Científica de Bélgica (FNRS) y miembro del Centro De Wulf-Mansion para la Filosofía Antigua y Medieval, para el cual es editor en jefe de la serie "Aristote. Traductions et Études" publicada por la editorial Peeters. Además de autor de numerosos artículos en libros y revistas académicas, ha coeditado: Aristote. Bonheur et vertus (PUF, 2003), Akrasia in Greek Philosophy. From Socrates to Plotinus (Brill: 2007), Ancient Perspectives on Aristotle's de Anima (Leuven University Press, 2010), Plato and the Poets (Brill, 2011), Le Bien et le Beau. Approches Historiques (Ovadia, 2012), Plato and Myth: Studies on the Use and Status of Platonic Myths (Brill, 2012), Cambridge Companion to Aristotle's Politics (CUP, 2013). Todas estas compilaciones reúnen a reconocidos especialistas y constituyen referencia obligada en sus respectivos temas. Este año acaba de aparecer su A Companion to Ancient Aesthetics (Wiley-Blackwell), preparado junto a Penelope Murray, que es especialista en literatura clásica, enseñó en la Universidad de Warwick hasta su retiro en el 2008. Murray es autora de: Genius. The History of an Idea (1989), Plato on Poetry (1996), Classical Literary Criticism (2000) y Music and the Muses: the Culture of Mousike in the Classical Athenian City (editado con Peter Wilson, 2004).

Este Companion ha sido bastante esperado desde su anuncio. Se trata del primero que abarca una considerable amplitud de enfoques y temas sobre lo que puede llamarse el "arte" y la "estética" de la Antigüedad. Para ello, Destrée y Murray han tenido el acierto de dividir el libro en tres partes. La primera incluye ocho artículos que contextualizan diversas expresiones artísticas. Destacan allí los textos de Richard P. Martin sobre los festivales, los symposia y las representaciones poéticas; el de Deborah Steiner sobre las diferentes figuras poéticas de la épica y la lírica; y el de Eleonora Rocconi sobre la música y la danza en Grecia y Roma. En la segunda parte, doce especialistas ofrecen un conjunto de aspectos relevantes del arte antiguo. Especial interés pueden tener los artículos de Andrew Ford sobre la autonomía poética (como se sabe, el de autonomía en el arte es un concepto moderno, pero con raíces poco estudiadas en la Antigüedad clásica); de Penelope Murray sobre la inspiración; de Jeffrey Walker sobre los cánones; de Armand d'Angour sobre la sensibilidad musical; de Anastasia-Erasmia Peponi sobre la danza; de François Lissarrague sobre el arte de los vasos griegos; de Michela Sassi sobre los colores; y el de Michael Squire sobre el concepto de arte. Finalmente, la tercera parte reúne trece artículos sobre conceptos estéticos claves, entre ellos: la mimesis (Paul Woodruff), la ficción (Stephen Halliwell), la imaginación (Anne Sheppard), la belleza (David Konstan), lo sublime (James I. Porter), el asombro (thaumazô, Christine Hunzinger), la risa (Ralph M. Rosen) y el placer (Pierre Destrée).

Sin duda, esta publicación constituye un avance en el estudio del arte antiguo, sobre todo al no ser sólo artículos sobre objetos artísticos, como sucede con las historias del arte, sino al enfocarse además y particularmente en la estética.


Título: A COMPANION TO ANCIENT AESTHETICS
Autor: PIERRE DESTRÉE, PENELOPE MURRAY (eds.)
Formato: 17 x 24 cm.
Páginas: 533
Ciudad: Oxford
Editorial: Wiley-Blackwell
Año: 2015
ISBN: 978-1-4443-3764-8

Reseña editorial:
The first of its kind, A Companion to Ancient Aesthetics presents a synoptic view of the arts, which crosses traditional boundaries and explores the aesthetic experience of the ancients across a range of media—oral, aural, visual, and literary. Investigates the many ways in which the arts were experienced and conceptualized in the ancient world. Explores the aesthetic experience of the ancients across a range of media, treating literary, oral, aural, and visual arts together in a single volume. Presents an integrated perspective on the major themes of ancient aesthetics which challenges traditional demarcations. Raises questions about the similarities and differences between ancient and modern ways of thinking about the place of art in society.