En 1990, Walter Biemel y Hans Saner editaron en paralelo las 155 cartas que se conservan de la correspondencia entre Martin Heidegger y Karl Jaspers. Unas quince cartas de Jaspers han sido identificadas como perdidas, mientras que no se sabe cuántas cartas o borradores de Heidegger han quedado sin publicar dadas las reservas de su archivo. Los borradores de Jaspers si han sido incluidos, con una letra distinta ya que Heidegger no las recibió (por ejemplo, la última carta que le escribe en 1963). No obstante, los editores han asegurado la publicación de estos 155 documentos sin amputaciones ni omisiones, e igualmente sin hacer ninguna interpretación de las mismas más allá del aparato crítico. Con ello se tiene una aproximación bastante fidedigna a la amistad entre ambos pensadores; relación que se interrumpió entre 1936 y 1949, y nuevamente en 1963, unos seis años antes de que Jaspers muriera, tras lo cual Heidegger envió un breve telegrama a la viuda, que también ha sido incluido con su respuesta.
Entre las 71 cartas escritas por Jaspers y las 84 escritas por Heidegger se observa la rápida importancia que la relación adquirió para ambos, basada fundamentalmente en un respeto mutuo por sus posturas filosóficas y en su desprecio de las banalidades de la universidad alemana y de la dificultad para hacerse un lugar en ella manteniendo la originalidad de sus propias aproximaciones. Heidegger se interesó de modo inusitado en el libro que por entonces había publicado Jaspers (su Psicología de las concepciones del mundo), llegando a escribir y corregir continuamente una recensión crítica que no llegó a ser publicada y que Jaspers juzgó en los siguientes términos:
Heidegger leyó el libro hasta el fondo de un modo poco común y lo alabó ante mí como un nuevo comienzo, pero a la vez en una crítica que no fue publicada lo puso en cuestión de una forma más inmisericorde que todos los otros. Me entregó el manuscrito de esta crítica. Me pareció injusta; la leí superficialmente y no saqué ningún provecho de ella. Seguí otros caminos distintos de los que proponía. (Jaspers, Autobiografía filosófica, citada en la nota 4 de la carta séptima, las cursivas son mías.)
Esta crítica y este testimonio posterior de Jaspers son relevantes porque muestran un aspecto poco atendido en la constitución del pensamiento heideggeriano: la influencia de la psicología de Jaspers. Para éste, que le había pedido a Heidegger que lo dejara de tratar como profesor, fue claro que Heidegger creyó ver en su obra un error esencial que, sin embargo, suponía ya una superación respecto de Rickert y los neokantianos, así como también respecto de Husserl. De allí que la considerase "un nuevo comienzo"; es decir, un buen prolegómeno para la obra propia a la que se dirigía lentamente (Ser y tiempo). Con lo que quizá no contó Heidegger es que Jaspers no estaba interesado en seguir los caminos que le proponía. Con dicha propuesta se refiere Jaspers, más que a la crítica misma, a la carta novena de esta correspondencia, en la que Heidegger le propone formar una "comunidad de lucha". Jaspers acoge favorablemente tal comunidad, pero no las críticas.* Años después, Jaspers escribirá junto al manuscrito de la recensión crítica:
(...) Mi falta de reacción, lo creo hoy, debió en su momento chocar a Heidegger. No se quejó ni siquiera indirectamente. Pero me parece ahora que él se 'distanció' porque no le acompañé en su camino de pensamiento. (ídem.)
La "comunidad de lucha", acomodada a las divergencias, pudo subsistir hasta la década del 30, animada por esa búsqueda de autenticidad filosófica que le hizo a Jaspers no seguir en la línea de su ya afamada psicología, buscando en cambio fundamentos filosóficos más claros. De todos modos, con el tiempo, Heidegger le escribiría menos y Jaspers trazaría la línea política de sus diferencias, especialmente cuando se le solicitó su opinión, por pedido del mismo Heidegger a la comisión universitaria, acerca de si éste debía ser rehabilitado en su cátedra después de la Guerra, y él dio un informe negativo (remarcando, no obstante, que debía permitírsele publicar sin censuras). Ante las tempranas cartas en las que los amigos se contaban sus dificultades para hacerse un lugar en la universidad alemana y se apoyaban mutuamente por el ambiente banal que encontraban, se comprende mejor que la decisión no debe haber sido nada fácil para Jaspers y que debe ciertamente haberle dolido a Heidegger. Pero, a pesar de todo, la amistad resurgió epistolarmente desde 1949. Heidegger le propuso hacer un debate público meramente filosófico; Jaspers quería publicar una correspondencia filosófica conjunta. Ambos se hacían de recuerdos y de planes. La idea de que la filosofía no debía perderse en el escándalo del nacionalsocialismo les era común. Entretanto, Heidegger le aseguraba su vergüenza y la de su esposa por la persecución contra los judíos, así como su preocupación y su gestión para que un amigo conectado con el régimen le asegurase que no tocarían a Jaspers ni a su mujer que era judía. Pero, desde 1933, no se volvieron a ver. Más de veinte años después, Jaspers escribió sobre ese último encuentro lo siguiente:
En mayo [en realidad: junio], estuvo una vez más en casa, por poco tiempo y por última vez, con motivo de una conferencia que, como rector de la Universidad de Friburgo, pronunció ante los estudiantes y los profesores de Heidelberg; fue saludado como camarada Heidegger por el presidente de la sociedad de estudiantes de Heidelberg, Scheel. Fue una conferencia maestra en la forma, en el contenido un programa de la renovación nacionalsocialista de la universidad... Fue recompensado con enormes aplausos de los estudiantes y de algunos pocos profesores. Yo estaba sentado delante, en primera fila, con las piernas extendidas, las manos en los bolsillos y no me moví.
La conversación posterior no fue franca por mi parte. Le dije que se había esperado que él intercediera en favor de nuestra universidad y de su gran tradición. Ninguna respuesta. Hablé de la cuestión judía, del malicioso absurdo de los sabios de Sión, a lo que él replicó que había, sin embargo, una peligrosa asociación internacional de judíos. En la mesa dijo con un tono algo enrabietado que había tantos profesores de filosofía que era una extravagancia, en Alemania no debería mantenerse más que a dos o tres. '¿Cuáles, entonces?', pregunté. Ninguna respuesta. '¿Cómo puede un hombre tan inculto como Hitler gobernar Alemania?' 'La cultura es totalmente indiferente', respondió. 'iMire sólo sus maravillosas manos!'
El propio Heidegger parecía haber cambiado. Desde su llegada se creó un ambiente que nos separaba. El nacionalsocialismo se había convertido en una borrachera del pueblo. Subí para despedirme de Heidegger a su habitación. 'Es como en 1914...', comencé diciendo y quería haber proseguido: 'otra vez la embriaguez ilusoria de la masa', pero cuando vi a Heidegger asintiendo radiante, las palabras se me atragantaron... (Citado en la nota 2 de la carta 117.)Una explicación de su desempeño como rector de la Universidad de Friburgo, acaso más clara y justificatoria que la dada en la entrevista al Der Spiegel, se encuentra en la carta 144. Jaspers le había escrito que lo veía como "un niño que sueña, que no sabe lo que hace, que se enrola ciegamente y sin pensarlo en una empresa que le parece muy distinta de lo que es en realidad...". Heidegger le respondió: "Usted ha acertado completamente con la imagen del niño que sueña. (...) Lo que ahora digo no puede disculpar nada; puede sólo aclarar cómo cada año, en la medida en que la maldad se mostraba más, crecía la vergüenza de haber contribuido aquí inmediata o mediatamente a ello". En 1969, a la muerte de Jaspers, Heidegger le escribe un telegrama a su viuda: "Con respeto y dolor en el recuerdo de años lejanos. Martin Heidegger". Ella contesta: "Pensando también en aquellos lejanos años, se lo agradezco. Gertrud Jaspers". Hacía seis años que los dos amigos no se habían escrito siquiera, pero la amistad permaneció hasta el final "desde el recuerdo de los años veinte en este siglo delirante" (última carta de Heidegger), pues ambos creyeron en una tierra común que, le decía Jaspers a Heidegger, "nos separa de nuestros colegas, los profesores de filosofía, a los que, sin embargo, ambos pertenecemos" (carta 155).
La traducción española, que demoró trece años en aparecer, la tenemos gracias a Juan José García Norro y a la Editorial Síntesis desde el 2003. Existe una errata en la nota 3 de la primera carta, donde le atribuyen a Heidegger la autoría de la Psicología de las concepciones del mundo de Jaspers, algo que no se repite en ningún otro lugar. Hay también algunos errores de traducción por literalidad, por ejemplo: "sus investigaciones de usted" (p. 25), y algunas referencias un tanto confusas que probablemente provengan del original. Las notas incluyen documentos del legado de Jaspers que, sin duda, es mucho más acequible que el de Heidegger.
_________________________
* Para un análisis de la influencia de Jaspers en el camino heideggeriano, debería en consecuencia tenerse en cuenta la recensión de Heidegger (no casualmente publicada en Hitos), las cartas de este período (como la carta 145, de 1950, en la que le replantea la crítica de la recensión), el libro mismo de Jaspers (con sus sucesivas ediciones aumentadas y mejoradas), las lecciones y los trabajos que realizaba Heidegger para la fecha (sobre todo su exitoso Informe Natorp), los textos autobiográficos de Jaspers que, como hemos visto, también aportan datos relevantes; sus Notas sobre Heidegger y otros textos de Heidegger, los publicados (en particular, La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mundo, 1919) y los no publicados (en su archivo deben encontrarse anotaciones sobre los libros de Jaspers posteriores a su Psicología..., como las que menciona en la carta 120, de 1935).
Título: CORRESPONDENCIA (1920-1963)
Autor: MARTIN HEIDEGGER; KARL JASPERS
Formato: 14 x 24 cms.
Páginas: 256
Editorial: Síntesis
Ciudad: Madrid
Año: 2003
Edición: Walter Biemel; Hans Saner
Traducción: Juan José García Norro
ISBN: 978-84-97560-79-5
Reseña editorial:
Heidegger y Jaspers se conocieron a principios de 1920 en casa de Husserl en Friburgo. A partir de ese momento, primero hasta 1936 y posteriormente desde 1949 hasta 1963, mantuvieron una correspondencia de la que se conservan un total de 155 cartas, que son las que se recogen en este volumen. Los primeros años de la correspondencia son una muestra de la común esperanza de ambos pensadores de encontrar en el otro un amigo y compañero de batalla que participe de la nueva formación de la Filosofía y de la transformación de la universidad. El distanciamiento se va manifestando ante las diferentes posiciones frente a los acontemientos políticos, aunque no lleva en ninguno de los casos a una ruptura radical. Sobre esta distancia hablan precisamente en gran parte de las cartas de tono elegíaco que se intercambian después de la guerra.
Página Web de la Editorial Síntesis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario